Las aplicaciones pueden dejar de responder por múltiples razones. Una aplicación puede funcionar bien, pero puede congelarse repentinamente y dejar de responder, y colapsar o cerrarse. En algunos casos, la aplicación puede tratar de recuperarse mientras que en otros, tendrá que cerrarla a la fuerza usted mismo.
Aplicaciones que no responden
Las aplicaciones pueden dejar de responder por muchas razones pero, en general, lo siguiente influirá en la rapidez o la eficacia de una aplicación.
- El tamaño de la caché de la aplicación o de cualquier caché que utilice, por ejemplo, el Explorador de archivos puede congelarse o no responder si la caché de iconos está corrupta.
- Los recursos del sistema necesarios para que la aplicación funcione, por ejemplo, Photoshop puede congelarse si no hay suficiente memoria libre para que pueda escribir a los usuarios el disco para rascar es un error completo.
- Otras aplicaciones que intentan interactuar con él, por ejemplo, compartir un archivo del Explorador de Archivos al Mail.
Aquí hay algunas soluciones genéricas que puede probar si una aplicación en particular no responde con frecuencia.
1. Liberar los recursos del sistema
Si una aplicación se sigue congelando y coincide con una función de gran carga para el sistema, por ejemplo, la importación de un gran conjunto de datos en Excel o Access, asegúrese de que ha abandonado todas las demás aplicaciones que no necesita y luego ejecútelas. Para las tareas con un sistema pesado, es una buena idea dar a la aplicación toda la potencia de procesamiento que pueda ahorrar.
2. Dale tiempo a la aplicación para que se recupere
Una aplicación puede no responder pero seguir funcionando en segundo plano. Parpadeará entre la respuesta y la falta de respuesta. Eso significa que la aplicación está funcionando realmente, pero lentamente y con cierta dificultad.
Permita que termine dándole todo el tiempo que pueda. No hagas clic repetidamente en los botones de la interfaz de la aplicación, no cambies a otras aplicaciones y no uses otras funciones en Windows 10. Algo tan simple como particionar un disco puede hacer que la herramienta de administración de discos se congele, así que ten paciencia con tu aplicación.
3. Despejar la memoria caché
Comprueba si una aplicación que se vuelve sensible a menudo tiene una caché que puedes limpiar. Las aplicaciones como Chrome y Microsoft Teams tienen su propia caché de archivos. Esta caché les ayuda a funcionar sin problemas, aunque los problemas con estos archivos también pueden afectar a la estabilidad de una aplicación. Comprueba cómo puedes vaciar o actualizar la caché de una aplicación.
4. Problemas con los archivos
Es posible que los archivos de la aplicación tengan problemas. Esto puede haber sido causado por forzar a la aplicación o a su sistema a apagarse. La solución más simple es desinstalar y reinstalar la aplicación.
5. Usar una versión diferente de la aplicación
Una actualización de una aplicación puede haberla hecho inestable. Intente volver a una versión más antigua y estable de la aplicación que sigue congelándose y úsela hasta que el problema con la última versión se haya solucionado.
6. Restablecer la configuración de la aplicación
Las aplicaciones tienen su propia configuración de stock/predeterminada que les permite funcionar bien en la mayoría de los sistemas. Los usuarios pueden modificar esta configuración, pero la configuración predeterminada generalmente le dará una aplicación más estable. Intenta restablecer la aplicación a su configuración predeterminada y ver si deja de congelarse.
Conclusión
Las anteriores son correcciones genéricas que pueden resolver los problemas de su aplicación; sin embargo, si la aplicación sigue congelándose, busque los problemas que son específicos de esa aplicación y encontrará una solución más eficaz.
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